Bocanada, 20 años de un disco que habla como el humo -

Bocanada, 20 años de un disco que habla como el humo

Publicado el 11 - 08 - 2019 | Por: Felipe Sánchez Hincapié

Se conmemoran hoy sesenta años del natalicio de Gustavo Cerati, uno de los imprescindibles del rock latinoamericano que supo sacar belleza de este caos. Aprovechando la conmemoración, me he tomado a la tarea de escuchar otra vez Bocanada, su segundo álbum solista que justamente está celebrando 20 abriles de haber sido publicado.

Con una fuerte presencia electrónica, Bocanada marcó un antes y un después en la senda solitaria que había trazado Cerati, desde que en 1993 publicara su intenso Amor amarillo. Aún estaba reciente el “gracias totales” con que él, Zeta Bosio y Charly Alberti habían dado fin a Soda Stereo y la expectativa por lo que haría en solitario era abrumadora. Cerati, preocupado más por su interior que por el afuera, decidió reinventarse y crear un sonido con el que se sintiera cómodo, más introspectivo, sofisticado y sincero.

El resultado es un disco nada excesivo en el que todo encaja: los sonidos dulces, placenteros y melancólicos, las letras que se quedan grabadas en la piel y que sin lugares comunes dibujan la delgada línea entre el amor y el desamor, los guiños literarios como el que hace a Jorge Luis Borges en “Aquí y ahora (los primeros tres minutos”), la experimentación calculada desde el inicio y que aun así rompe barreras. Pese a su aura visionaria y excelsa producción, Bocanada fue recibido con parquedad por el público y la crítica, y tuvieron que pasar años para que fuera considerada su obra más sublime.

Aun así, quedaron para la memoria musical varias canciones, como “Puente” y  su llamado al amor a pesar de las distancias; “Paseo inmoral” y esa oda que hace a la noche como único rumbo para olvidarse del mundo; “Tabú” y sus trepidantes sonidos latinos que bien podrían acompañar un cuento de Rubem Fonseca; “Beautiful”, uno de los temas más electrónicos del disco cuya psicodelia evoca a los amores que vienen y van, a las rupturas y reconciliaciones propias de una relación; y “Perdonar es divino” y esa reivindicación del olvido como cicatrizante de las heridas del desamor.

Mucho humo podría salir por cuenta de este disco, pero solo me limitaré a decir, a manera de conclusión, que con él Cerati encontró su lugar en el mundo porque, como quedó consignado en el genial libro Cerati en primera persona de la periodista argentina Maitena Aboitiz, “sentí que tenía que recuperar mucha dulzura en la música, como un elemento básico, y realmente veo a Bocanada como eso, una especie de almohadón en el que puede uno recostarse”.